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Idea de Dios .Presocráticos

GUIA # 1 TEMA: Dios FECHA:FEB/2012 GRADO:
ESTUDIANTE: AREA:RELIGION Y ETICA ETAPA EXPLORACIÓN:

1. META: Comprende e indaga sobre el sentido de Dios y la vida en la historia de la humanidad.
FRASE  CLAVE: Dios presente a través de los tiempos

DOCENTE:CLAUDIA J OCAMPO BIBLIOGRAFÍA: RELIGIÓN , INTERNET,HISTORIA DE LA FILOSOFÍA DE BALMES. INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA.

IDEAS PRESOCRATICAS DE DIOS
Los presocráticos dieron explicaciones materialistas en su descripción de la Naturaleza, es decir identificaron los principios de la realidad con entidades materiales; sin embargo, no hay que creer que con ello estos filósofos abrazas en el ateísmo o negasen componentes espirituales a la realidad; el enfrentamiento materialismo/espiritualismo es algo posterior en la historia de las ideas
 
1.ANAXIMANDRO
Biografías. Filósofo griego originario o natural de Mileto. Según Apolodoro, tenía setenta y cuatro años en el segundo de la Olimpiada 58 y murió poco después, lo que fija su nacimiento el año 610 a. de J. C. y su muerte poco después de 547. Contemporáneo de Tales. Pertenece a la escuela denominada jónica, que busca el principio de todas las cosas en una explicación naturalista. A Anaximandro proclamaba principio de todas las cosas el agua. Para Anaximandro este principio es lo infinito (το άπειρον), idea negativa que no ha precisado en su significación y alcance y que usa a veces como lo absoluto o el todo (quizá en el sentido panteísta con que luego lo interpreta la filosofía alemana) y en ocasiones como lo indefinido o indeterminado. Anaximandro entendía por infinito la mezcla de diferentes especies de partes constitutivas de que las cosas particulares han debido formarse por medio de la separación, idea semejante a la del caos primitivo. Según Anaximandro, el infinito crea eternamente y de su movimiento eterno deriva la creación de las cosas particulares. La unidad concebida por Anaximandro contiene la multiplicidad de elementos de que se componen las cosas, cuyas cualidades sensibles aparecen por la separación de los contrarios mediante el movimiento eterno. En la descomposición de lo infinito los elementos homogéneos tienden a unirse unos con otros, sin que cambie su cualidad y apareciendo ésta de un modo distinto en lo sensible, según combinaciones cuantitativas.
 
       La doctrina de Anaximandro es un mecanismo que no admite principio dinámico y que sólo reconoce poder de diferenciación en las múltiples 
Y distintas combinaciones de la cantidad, ante las cuales permanece inalterable la cualidad. Distinguiendo Anaximandro el centro de la circunferencia, hace surgir de esta oposición entre lo interno y lo externo la formación del mundo y de todas las cosas particulares, y para ello concibe que se desvíen gradualmente lo frío y lo caliente, y que en la tierra separe el continente del agua y de ambos la atmósfera, teoría que en cierto modo sirve de base a los sistemas ígneos después ideados para explicar el origen y formación de la tierra. Producción mecánica en determinación matemática y según oposiciones cuantitativas que precisan relaciones de magnitud: tales son los elementos hipotéticos de la explicación del mundo concebida por Anaximandro. La forma dogmática de su exposición priva de todo carácter científico a la doctrina, y hace que ésta sea impotente para explicar por simples oposiciones cuantitativas la diferenciación cualitativa patente en todos los seres vivos. Aparte el interés histórico que la doctrina de Anaximandro tiene como precedente para la evolución de la teoría mecánica, difícil y aún superfluo es aplicar la crítica a ninguna de sus afirmaciones, destituidas de todo fundamento ante la experiencia e insostenibles ante la razón, que no concibe cómo y porqué el principio lógico u ontológico de la oposición ha de referirse sólo a la cantidad sin aplicarse jamás a la cualidad. Indiferente frente a ella lo infinito, vale pensar, sin embargo, que algún principio de oposición cualitativa concibe Anaximandro en aquella su primera y radical distinción de los elementos homogéneos respecto a los contrarios como impulso o tendencia, del cual emerge la diferenciación de los objetos individuales, que impide la subsistencia del estado indiferente y caótico en que primitivamente se hallara lo infinito (descomposición y recomposición constantes). Aunque inspirado en la misma doctrina, Anaxágoras atribuye al principio ordenador del caos, a la inteligencia (νοϋσ) cualidades determinadas, que en parte explican la posibilidad de la diferenciación de unos a otros objetos particulares. En la doctrina de Anaximandro existe también un principio de evolución que es inexplicable dada su concepción mecánica y estática y su idea de que la cualidad es y queda permanentemente inalterable. Dotado el infinito de un movimiento eterno, se efectúa la separación de los contrarios a un lado y de los elementos homogéneos a otro, produciéndose así por resultados gradualmente obtenidos (es decir evolutivamente) la formación de las cosas particulares, formación que no es instantánea, sino sucesiva.
  
 

 

 


2. Heráclito, hijo de Blisón o, según algunos, de Heración, fue efesino, y floreció hacia la Olimpíada LXIX. Sentía en las cosas muy elevadamente, como consta de sus escritos, donde dice: «El aprender muchas cosas no instruye la mente.» Y que enseñó a Hesíodo, a Pitágoras y aun a Jenófanes y a Hecateo (623); pues la verdadera y única sabiduría es conocer la mente (624), que 
Puede disponer o gobernar todas las cosas por medio de todas las cosas. Decía que Homero era digno de ser echado de los certámenes y de ser abofeteado, y lo mismo Arquíloco. Que los ímpetus de una injuria deben apagarse más que un incendio, y que el pueblo debe defender las leyes lo mismo que los muros.
5. El libro que de él nos queda, por su contenido se titula De la naturaleza, bien que está dividido en tres discursos, a saber: Del Universo, De política y De Teología. Lo depositó en el templo de Diana; y, según algunos, lo escribió de industria oscuro para que sólo lo entendiesen los eruditos, y por vulgar no fuese desestimado.
6. Sus opiniones en común son las siguientes: «Todas las cosas provienen del fuego, y en él se resuelven. Todas las cosas se hacen según el hado (627), y por la conversión de los contrarios se ordenan y adaptan los entes. Todo está lleno de almas y de demonios.» Acerca de las mudanzas que acontecen en el estado de las cosas del mundo, sintió así: «Que el sol es tan grande cuanto aparece.» Afirmase también que dijo que «la naturaleza del alma no hay quien la pueda hallar por más camino que ande: ¡tan profunda es esta cuestión!» Al amor propio lo llamaba «mal de corazón (628), y que la vista y aspecto engañan».
8. Sus dogmas en particular son como se sigue: «Que el fuego es elemento, y que todas sus vicisitudes o mutaciones se hacen por raridad y densidad.» Pero nada de esto expone distintamente. «Que todas las cosas se hacen por contrariedad, y todas fluyen a manera de ríos. Que el universo es finito. Que el mundo es único, es producido del fuego y arde de nuevo de tiempo en tiempo alternadamente todo este evo. Que esto se hace por el hado. Que de los contrarios, aquel que conduce las cosas a generación se llama guerra y lucha o contención, y el que al incendio, concordia y paz. Que la mutación es un camino hacia arriba y hacia abajo, y según éste se produce el mundo. Que el fuego adensado se transforma en licor, y adquiriendo más consistencia para en agua. Que el agua condensada se vuelve tierra, y éste es el camino hacia abajo. Liquidase de nuevo la tierra y de ella se hace el agua, de lo cual provienen casi todas las demás cosas», refiriéndolo a la evaporación del mar. «Este es - dice - el camino de abajo arriba. Que las evaporaciones o exhalaciones se hacen de la tierra y del mar: unas perspicuas y puras, otras tenebrosas. De las puras se aumenta el fuego; de las otras el agua.


3. Parménides de Elea, discípulo de Xenófanes, admitió, como su maestro, la divinidad del mundo, y también no falta quien le supone un panteísmo idealista. Es de temer que los errores modernos, deseando nobleza de alcurnia, busquen predecesores, y atribuyan a los antiguos cosas en que no pensaron. Parménides convenía con Xenófanes en considerar al mundo como un todo, pero no veo con qué razón se da por cierto que partía de la idea del ser absoluto, y que de ella lo hacía dimanar todo; Cicerón, juez competente, que tan versado estaba en filosofía griega y que tuvo a su disposición muchos medios de que carecemos nosotros, no presenta la filosofía de Parménides como tan metafísica; antes por el contrario, su exposición deja entender que la consideraba bastante grosera. En las primeras Académicas (lib. II) afirma que, según Parménides, el fuego era el que había formado la tierra y lo que la movía; y en otra parte (De Nat. Deor., libro 1), le achaca el que fingía no sé qué corona, que llama Stéfane, una especie de círculo luminoso que envuelve el mundo. Nam Parmenides commentitium quiddam coronae similitudine efficit: Stephanen appellat, continentem ardore lucis orbem, qui cingit coelum, quem appellat Deum.
48. Una idea emitió Parménides que, desenvuelta por sus sucesores, dio origen a todo linaje de sofismas, acabando por producir el escepticismo: sostuvo que el conocimiento era idéntico con el objeto conocido; por donde abrió la puerta a que todos los objetos fuesen considerados como ilusiones de la mente, y así se cayera en la duda universal.
    49. Las tendencias de la doctrina de Parménides eran racionalistas, directamente opuestas al sensualismo. Decía que el juez de la verdad es la razón, no los sentidos; que éstos nos engañan; aquélla, no; que los últimos se ocupan sólo de lo contingente, y la primera de lo necesario; y que, por tanto, el testimonio de los sentidos no es verdadero sino en cuanto sufre el examen de la razón. Esta ideología encierra miras elevadas, y es un preservativo contra el sensualismo, que lo oscurece y rebaja todo. Los filósofos posteriores se aprovecharon de ella, y muy particularmente Platón y Aristóteles.
4. XENÓFANES
44. Xenófanes, el primero de los panteístas, vivía por los años de 540 antes de la era vulgar. Enseñó que no había más que un ser eterno, inmortal, inmutable, que era todas las cosas. Algunos creen que el panteísmo de Xenófanes era idealista, esto es, que la unidad en que lo refundía todo era para él un ser del cual las formas corpóreas no eran más que una manifestación; así cuando atribuye a Dios la forma esférica, creen que la esfera es un símbolo de su pensamiento. Sea como fuere, Cicerón, al dar cuenta de las opiniones de este filósofo, dice absolutamente que afirmaba que todo era uno con figura esférica: conglobata figura (I. Acad., lib. II). Si así fuese, diríamos que Xenófanes consideraba al universo material como un ser animado, lo cual dista mucho de lo que en nuestros tiempos se llama panteísmo idealista. El mismo Cicerón, hablando de este filósofo en otro lugar, dice que tenía por Dios a lo infinito, añadiéndole la inteligencia: mente adjuncta (De Nat. Deor., lib. I), con lo cual se confirma más la sospecha de que la doctrina de Xenófanes se reducía a la grosera idea de considerar el mundo como un todo, vivificado por un alma.
45. Consecuente en su sistema, negaba Xenófanes la creación, y hasta la producción, habiéndose conservado el argumento con que la combatía: lo que se haría, dice, o se haría de nada o de algo; no lo primero, porque de nada, nada se hace; no lo segundo, porque siendo algo, ya preexistiría. El dilema no revela mucha sagacidad. ¿Se trata de creación o producción de la nada? Entonces el decir que no es posible, porque de nada, nada se hace, es una petición de principio; esto es lo que se busca. ¿Se trata de producción o formación de algo? Entonces lo formado es de un modo nuevo, y la adquisición de este nuevo modo es el efecto de la acción productora (V. Teodicea, cap. XI).
Pero hay un Dios superior a todos los dioses como a los hombres, que no se parece a los mortales ni en la forma ni en la inteligencia.» Este lenguaje no es ni de un ateo ni de un panteísta.
5. TALES DE MILETO
. Fue el primero que tuvo el nombre de sabio cuando se nombraron así los siete, 2. Después de los negocios públicos se dio a la especulación de la naturaleza. Según algunos, nada dejó escrito; pues la Astrología náutica que se le atribuye dicen es de Foco Samio. (Calímaco le hace inventor de la Osa menor, diciendo en sus yambos:
Del Carro fue inventor, cuyas estrellas
dan rumbo a los fenicios navegantes.)
Pero según otros escribió dos cosas, que son: Del regreso del sol de un trópico a otro y Del equinoccio3. Tienen lo muchos por el primero que defendió la inmortalidad del alma; de este número es el poeta Querilo. Fue el primero que averiguó la carrera del sol de un trópico a otro, y el primero que, comparando la magnitud del sol con la de la luna, manifestó ser ésta setecientas veinte veces menor que aquél, como escriben algunos. El primero que llamó τριαχάδα (triacada) la tercera década del mes (15), y también el primero, según algunos, que disputó de la naturaleza. Aristóteles e Hipias dicen que Tales atribuyó alma a cosas inanimadas, demostrándolo por la piedra imán y por el electro. Pánfila escribe que habiendo aprendido la geometría de los egipcios, inventó el triángulo rectángulo en un semicírculo, y que sacrificó un buey por el hallazgo. Otros lo atribuyen a Pitágoras. Dijo que «el agua es el primer principio de las cosas; que el mundo está animado y lleno de espíritus». Fue inventor de las estaciones del año, y asignó a éste trescientos sesenta y cinco días. No tuvo maestro alguno, excepto que viajando por Egipto se familiarizó con los sacerdotes de aquella nación.

11. Por suyas se cuentan estas sentencias: «De los seres, el más antiguo es Dios, por ser ingénito; el más hermoso es el mundo, por ser obra de Dios; el más grande es el espacio, porque lo encierra todo; el más veloz es el entendimiento, porque corre por todo; el más fuerte es la necesidad, porque todo lo vence; el más sabio es el tiempo, porque todo lo descubre». Dijo que «entre la muerte y la vida no hay diferencia alguna», y arguyéndole uno, diciendo: «pues, ¿por qué no te mueres tú?», respondió: «Porque no hay diferencia». A uno que deseaba saber quién fue primero, la noche o el día, respondió: «La noche fue un día antes que el día». Preguntándole otro si los dioses veían las injusticias de los hombres, respondió: «Y aun hasta los pensamientos». A un adúltero que le preguntó si debía jurar no haber cometido adulterio, respondió: «¿Pues no es peor el perjurio que el adulterio?»
12. Preguntado qué cosa es difícil, respondió: «El conocerse a sí mismo». Y también qué cosa es fácil, dijo: «Dar consejo a otros». ¿Qué cosa es suavísima? «Conseguir lo que se desea». ¿Qué cosa es Dios? «Lo que no tiene principio ni fin». ¿Qué cosa vemos raras veces? «Un tirano viejo». ¿Cómo sufrirá uno más fácilmente los infortunios? «Viendo a sus enemigos peor tratados de la fortuna». ¿Cómo viviremos mejor y más santamente? «No cometiendo lo que reprendemos en otros». ¿Quién es feliz? «El sano de cuerpo, abundante en riquezas y dotado de entendimiento». Decía que «nos debemos acordar de los amigos ausentes tanto como de los presentes. Que lo loable no es hermosear el exterior, sino adornar el espíritu con las ciencias». «No te enriquezcas con injusticias, decía también, ni publiques secreto que se te ha fiado. El bien que hicieres a tus padres, espéralo de tus hijos.» Fue de la opinión que las inundaciones del Nilo son causadas por los vientos Etesias que soplan contra la corriente.
13. Dice Apolodoro en sus Crónicas que Tales nació el año primero de la Olimpíada XXXV y murió el setenta y ocho de su edad, o bien el noventa, habiendo fallecido en la Olimpíada LVIII, como escribe Sosícrates. Vivió en los tiempos de Creso, a quien prometió le haría pasar el río Halis sin puente, esto es, dirigiendo las aguas por otro álveo.
 
6. PITÁGORAS
1. Después de haber tratado de la filosofía jónica, dimanada de Tales, y de los varones que se hicieron célebres en ella2
3. Heráclides Póntico refiere que Pitágoras decía de sí mismo que «en otro tiempo había sido Etálides y tenido por hijo de Mercurio; que el mismo Mercurio le tenía dicho pidiese lo que quisiese, excepto la inmortalidad, y que él le había pedido el que vivo y muerto retuviese en la memoria cuanto sucediese». Así que mientras vivió se acordó de todo, y después de muerto conservó la misma memoria. «Que tiempo después de muerto, pasó al cuerpo de Euforbo y fue herido por Menelao. Que siendo Euforbo, dijo había sido en otro tiempo Etálides y que había recibido de Mercurio en don la trasmigración del alma, como efectivamente transmigraba y circuía por todo género de plantas y animales; el saber lo que padecería su alma en el infierno y lo que las demás allí detenidas. Que después que murió Euforbo, se pasó de alma a Hermótimo, el cual, queriendo también dar fe de ello, pasó a Branquida, y entrando en el templo de Apolo, enseñó el escudo que Menelao había consagrado allí»; y decía que «cuando volvía de Troya consagró a Apolo su escudo, y que ya estaba podrido, quedándole sólo la cara de marfil. Que después que murió Hermótimo se pasó a Pirrón, pescador delio, y se acordó de nuevo de todas las cosas, a saber, cómo primero había sido Etálides, después Euforbo, luego Hermótimo y en seguida Pirrón». Y finalmente, que «después de muerto Pirro, vino a ser Pitágoras, y se acordaba de todo cuanto hemos mencionado».
9. Afirman fue el primero que dijo que «el alma, haciendo un necesario giro, pasa de unos animales a otros» (571). Fue también el primero que introdujo en Grecia las medidas y pesos, como dice Aristójenes el músico. El primero que llamó Véspero y Fósforo al mismo astro, según asegura Parménides. Fue tan admirado de cuantos lo conocían, que a sus sentencias las llamaban palabras de Dios (572). Aun él mismo escribe diciendo que «después de 207 años había vuelto del infierno a los hombres». Permanecían con él y a él concurrían por su doctrina los lucanos, picentes, mesapios y Sus símbolos eran éstos: No herir el fuego con la espada. No pasar por encima de la balanza. No estar sentado sobre el quénice. No comer corazón. Ayudar a llevar la carga, y no imponerla. Tener siempre cogidas las cubiertas de la cama (574). No llevar la imagen de Dios en el anillo. Borrar el vestigio de la olla en la ceniza. No restregar la silla con aceite. No mear de cara al sol. No andar fuera del camino público. No echar mano sin reflexión. No tener golondrinas bajo su mismo techo. No criar aves de uñas corvas. No mear ni caminar sobre las cortaduras de uñas y cabellos. Apartar la espada aguda. No volver a la patria quien se ausente de ella.
13. Usaba de las adivinaciones que se hacen por presagio y por agüero; pero muy poco de las que por el fuego, excepto el incienso. Sus sacrificios eran de cosas inanimadas, bien que algunos dicen que sólo sacrificaba gallos y cabritos de leche llamados recentales, pero nunca corderos. Aristójenes dice que permitió comer de todos los animales, menos del buey de labranza y del carnero; y el mismo asegura que recibió de Temistoclea los dogmas en Delfos, según indicamos arriba. Jerónimo escribe que habiendo descendido al infierno, vio el alma de Hesíodo atada a una columna de bronce, y rechinaba; y a la de Homero colgada de un árbol y cercada de culebras, por lo que había dicho de los dioses. Que eran también castigados los que no quisieron usar de sus propias mujeres (579): por estas cosas era muy venerado de los crotoniatas. Aristipo Cireneo dice en sus libros De fisiología que Pitágoras obtuvo este nombre porque siempre decía verdad, no menos que Pitio (580).
Que prohibía se ofreciesen víctimas sangrientas, y sólo permitía se adornasen las aras incruentas. No sufría se jurase por Dios, pues cada uno debe por sus obras hacerse digno de crédito. Que deben ser reverenciados los ancianos, teniendo por más venerable lo que es primero en tiempo; así como en el cielo es mejor el orto que el ocaso; en el tiempo, el principio es mejor que el fin, y en la vida es mejor la generación que la corrupción. Que en el honor se han de preferir los dioses a los semidioses, los héroes a los hombres, y a éstos los padres. Que las mutuas conversaciones han de ser tales, que no se nos hagan enemigos los amigos, sino amigos los enemigos. Que nada se ha de creer propio. Que se ha de favorecer la ley y perseguir la injusticia. Que no se han de arrancar ni destruir las plantas buenas, ni hacer daño a los animales que no son nocivos. Que se ha de usar pudor y circunspección o reverencia, no estando siempre o derramado en risa, o cubierto de tristeza. Que se ha de huir la demasiada gordura del cuerpo. Que se ha de viajar, ya con lentitud, ya con ahínco. Que se ha de ejercitar la memoria. Que estando airado no se ha de decir ni hacer cosa alguna. Que se ha de tener en estima toda adivinación. Que se ha de usar del canto con lira. Que se han de cantar himnos a los dioses, y proclamar las debidas alabanzas a los hombres.
En cuanto al día, florece la aurora y fallece la tarde, por cuya razón es también más insalubre. Que el aire que circuye la tierra quieta o no agitado es enfermizo, y cuantas cosas hay en él son mortales. Que el aire superior se mueve siempre, es puro y es sano, y cuantos en él moran son inmortales, y por tanto divinos.
17. Que el sol y la luna y demás astros son dioses, puesto que en ellos reina el calor, que es causa de la vida. Que la luna es iluminada por el sol. Que los hombres tienen cognación con los dioses, porque el hombre participa del calor, y así Dios ejerce en nosotros su providencia. Que el hado (581) es la causa de la administración de las cosas en común y en particular. Que los rayos del sol penetran por el éter frígido y por el denso, pues ellos al aire lo llaman éter frígido, y alma húmedo éter denso. Que estos rayos penetran aún hasta lo profundo, y con esto dan vida a todas las cosas. Que viven todas las cosas que participan de calor, y por tanto las plantas son animales, aunque no todas tienen alma. Que el alma es una partícula del éter, del cálido y del frígido, como partícipe que es del éter frígido. Que el alma y la vida son cosas diferentes, y que aquélla es inmortal, puesto que es inmortal aquello de que ella fue formada o separada. Que los animales se engendran de sí mismos por semilla; pero la generación hecha por la tierra es insubsistente (582).
 En tres partes divide el alma humana, a saber: en mente, en sabiduría, y en ira (585). La mente  y la ira se hallan también en los otros animales, pero la sabiduría (586) sólo en el hombre. Dice que el principio del alma está desde el corazón hasta el cerebro (587) y que la parte de ella sita en el corazón es la ira. Que la sabiduría y la mente están en el cerebro, y de ellas, dice, manan los sentidos como derivaciones (588). Que la parte capaz de sabiduría es inmortal; las demás mortales. Que el alma se nutre de la sangre, y las palabras son vientos del alma. Que ésta es invisible como las palabras, porque también el éter es invisible. Que los vínculos del alma son las venas, las arterias y los nervios; pero luego que se fortifica y queda por sí sola, sus vínculos son la razón y las operaciones. Que el alma echada a la tierra va divagando en el aire, semejante al cuerpo (589). Que Mercurio es el administrador de las almas, y por esto se llama Conductor (590), Portero y Terrestre, a causa de que saca las almas de los cuerpos, de la tierra y del mar; las puras las conduce a lo alto; pero a las impuras ni aun se acerca él, ni ellas entre sí, sino que las atan las Furias con vínculos firmísimos e indisolubles. Que todo el aire está lleno de almas, creídas semidioses (591) y héroes, las cuales causan los sueños a los hombres y las señales de enfermedad y salud. Ni sólo a los hombres, sino también a las ovejas y demás ganado. Que a éstas se dirigen las lustraciones y sacrificios expiativos, todas las adivinaciones, los vaticinios y cosas semejantes. 21. Dice que lo mayor que tiene el hombre es que el alma induce al bien o al mal; que es feliz el hombre a quien le toca un alma buena, y que ésta nunca está quieta, ni tiene siempre un curso mismo. Que lo justo tiene fuerza de juramento (592), y por lo mismo Júpiter se llama Juramento. Que la virtud es armonía, lo es la salud, lo es toda cosa buena, lo es también Dios, y aun todas las cosas existen por la armonía. Que la amistad es una igualdad armónica. Que los honores deben darse a los dioses y héroes; mas no honores iguales, pues a los dioses se han de dar siempre con loores, con vestiduras blancas y con pureza; pero a los héroes, desde el mediodía en adelante. Que esta pureza se adquiere por medio de expiaciones, lavatorios y aspersiones; evitando los funerales, la cama y toda cosa sucia, y absteniéndose de comer carnes mortecinas, salmonetes, melanuros, huevos y animales nacidos de huevos, habas y demás cosas que prohíben los que dirigen ritos y sacrificios en los templos.

EMPÉDOCLES
1. Empédocles, nació alrededor del año 500ª.C. La leyenda cuenta que se  arrojó al volcán Etna . Investigador de la naturaleza, filósofo , teológo, poeta, político demócrata. Habla de un ciclo de encarnaciones que deben cumplir las almas para liberarse de su culpa original. Defiende una filosofía materialista. Donde el alma no cabe..El hecho de no hablar del alma no implique que la niegue, ya que el alma siempre está encarnada, solo que ansía un cuerpo mejor. Universo conformado por cuatro raíces indestructibles: agua, aire, tierra y fuego. Que se mezclan con el amor y separan por el odio. La mezcla crea nuevas cosas a partir de la destrucción  de otras previas.

XII. LEUCIPO Y DEMÓCRITO
51. La filosofía atomística o corpuscular puede ser mirada como una hija de la escuela eleática. Su fundador es Leucipo, discípulo de Zenón, habiéndola propagado y amplificado Demócrito, que añadió a las lecciones de su maestro Leucipo la instrucción adquirida en sus viajes por el Egipto, la Etiopía y la India. En vez de la unidad absoluta admitieron estos filósofos una multiplicidad infinita, explicando la formación del universo por la combinación de los átomos, elementos corpóreos infinitamente pequeños, diferentes en figura y agitados en torbellino. El alma humana era, según ellos, un conjunto de átomos de fuego, y las impresiones de los sentidos resultaban de las emanaciones de los cuerpos, las que pasando por los órganos de los sentidos llegaban hasta ella. Por cuya razón consideraban la sensibilidad como un hecho puramente pasivo: el alma era la cera y las sensaciones el sello. Reconocían, sin embargo, en el alma una fuerza activa, o sea la razón, a la cual atribuían el discernimiento y juicio sobre la verdad de las impresiones sensibles. Demócrito ha sido acusado de ateo y fatalista: ateo, porque parece encontrar el origen de la idea de los dioses en las imágenes que nos envían los objetos sensibles, y que, según él, los hombres transformaron en divinidades; fatalista, porque lo explica todo por el necesario movimiento de los átomos, que supone eternos.
52. Cuéntese que Demócrito se reía de todo, y se le atribuye el famoso dicho de que la verdad estaba oculta en un pozo profundo. Así no fuera extraño que muchas de sus ideas hubieran sido meras hipótesis: cuando un hombre se ríe de todo es difícil distinguir en su lenguaje lo jocoso de lo serio.
53. Comoquiera, es cierto que no se afanaba mucho por dar consistencia a su filosofía; su sistema tiene el inconveniente de estribar en el aire. ¿Cómo se prueba la existencia de los átomos, con sus figuras, garfios y movimientos en torbellino? ¿Por dónde se sabe que los cuerpos se nos hagan sensibles con emanaciones que envíen al alma? La experiencia no es posible en este caso, y Demócrito no se ocupó de probarlo con la razón, seguro de que el trabajo era excusado. Es una hipótesis a propósito para seducir a un espíritu superficial, y que halaga a los que pretenden explicar el universo como un todo simplemente mecánico; por esta razón han encontrado físicos distinguidos que lo han desenterrado en los tiempos modernos. En la actualidad no hay filósofo de ninguna escuela que se atreviese a tomarle por base de un sistema metafísico ni físico.
51. La risa de Demócrito era el preludio del escepticismo que hizo después estragos en la filosofía griega; quien dice que la verdad está oculta en un pozo profundo está muy cerca de sostener que no es posible sacarla a la luz del día.
Org Claudia Ocampo